En un pequeño escenario en el taller, comenzaron a surgir las figuras y expresiones más sutiles e interesantes.
El escenario de sombras chinas, efectivamente, funcionó. El puro juego de luces y sombras creadas con los cuerpos de los jóvenes que se animaron a participar, fue precioso.
Paralelas a unas expresiones corporales emotivas acompañadas con música, se fueron formando imágenes muy sugerentes, como comienzo y final de un fantástico proceso creativo.
Arrancarles la vergüenza de crear con las sombras, tras una cortina, fue difícil.
Ver cómo vencían sus miedos y pasaban a la acción creativa, fue emocionante.
Natalia Villa.